miércoles, 6 de marzo de 2013

...mi pecado intravenoso


Necesito tenerte cerca y que me abraces porque muero sólo.
La casa está a oscuras y sentir mi cuerpo en soledad ya no basta para hacerme dormir.
Quizás no puedas verlo y te enceguezcas cuando te busco. Dejame decirme que nadie se engaña de tu juego. Tu único interés es que reviente en lujuria y perdición cada vez más y lo lográs. Peco. Peco. Peco. Peco. Peco. Peco. Peco. Vuelvo a pecar. Ay, perdón. Perdón pero peco. Peco. Peco. Perdón. Peco. Peco. Me hacés pecar. Me dejás sólo y no puedo tolerar que te vayas lejos de mí. Te tengo que gritar te amo. Dejame hacer que sepas que sos lo que buscaba y lo que mi vida necesitaba. Vuelo en la fiebre que solo me provoca sufrir tu juego. Me querés a tus pies. No me ames para dejarme mañana, pero no vuelvas a dejarme hoy sin amor porque podría consumirme en una puta esquina sin luz de esta casa llena de difuminados. Y en cada halo de oscuridad nadie ve lo que hacemos. En cada beso, en cada abrazo. En cada desquiciado samarreo y tus ojos me miran a mí. Tu deseo y mi dulzura salvaje. Tomarnos de la mano y sambullirnos a un capítulo lleno de sangre palpitante y pecado mortal. No sé hacer nada de lo que quiero hacer en tu compañía. Abrazame. Bailemos el tango de los cuerpos que se quieren fundir. Y yo te enseño a bailar, y vos me enseñás a bailar. Y yo bailo. Y yo bailo. Y vos bailás. Vos bailás conmigo. Con mis brazos. Con mis piernas. Con mi cuello. Con dos labios y un beso que no termina. Con la saliva que moja nuestras comisuras. Si estoy desgarrado en el alma solo yo quiero saberlo... esta noche solo hay función para vos. Esta noche te toca jugar conmigo. Jugá. Animate. Amame hasta que sufra sonriéndote. Amame. Amame porque estoy sólo y hoy no estás acá para amarme como antes.

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